Eres tan pequeña cuando te duermes en mi pecho, tan eterna, tan serena y hermosa. Eres todo lo que mi cida necesita y necesitó, quien llena cada parte de mi, quien hace de un segundo una eternidad de universos paralelos tan solo para las dos.
tan pequeña al escucaete respira, al sentir tu piel tibia y ver tus ojos cerrados que imaginan una vida de reales nubes, reales casas, reales perros y reales hijos. un horizonte que se dibuje más allá de tus músxulos cansados que reposan junto a mi.
Es heemoso sentirte dormida sobre mi cuerpo, tan pequeña y mia como nunca te atreverías a dexir.
Te amo y amo tu corazón que bombea fuerte confra mi.
te robé el celular... cpsas como esto no se escriben otro día, simplemente no podía esperar.
PS: me encanta cómo escribí todo mal por hacerte cadiño y tratar de escribir al mismo tiempo torpemente.
sábado, 26 de noviembre de 2011
lunes, 21 de noviembre de 2011
domingo, 20 de noviembre de 2011
viernes, 18 de noviembre de 2011
lunes, 7 de noviembre de 2011
Ser o no ser...
Nunca seré más de lo que soy ni menos de lo que quiero ser.
Cómo superar esa barrera que me separa de lo que realmente soy... aquello que me aleja de la realidad y me descubre en paralelo con un mundo transparente, insípido e incoloro.
No se puede, solo espero acá a que el hoyo negro se forme tras mi ventana ocular para que al despertar un día puedan desaparecer todas mis ideas emergentes de cosas y personas que jamás llegaré a ser.
Me escondo con un puñado de sueños y aprendizajes que no sé de qué me servirán. Escribo oraciones cortas, separadas por puntos para darle ritmo a mi escritura. Me fijo en los detalles, me detengo en los colores, transmito olores a través de pocas imágenes, pero nada ni nadie puede verlo más que yo. Dibujo en papel las nubes translúcidas de mi cabeza para después hacerlas correr una tras de otra sin atraparse, así como cuando Peter persigue a su sombra sin poder alcanzarla. Claro que con hilo y aguja la obligó a quedarse con él, para mi no hay sistema realmente funcional que ate mis ideas a mi cabeza.
Asumámoslo... todavía no hay helio de real calidad en mi cabeza que me haga llegar tan lejos como a los grandes artistas del renacimiento.
Es suerte y es azar. Una mano mágica los elige y los hace jurar frente al código civil del eden que seremos perfectos. No me encuentro en esa categoría y si alguna vez lo estuve creo que fallé hace demasiado tiempo.
Me cubro con un manto de extensiones de video, me enredo entre cables, memorias, cámaras, segundos, grabaciones, obturadores, lentes, protectores, bolsos... me pierdo en un mundo en 16/9 y subtítulos que traducen el audio francés que tiene.
No tengo historia porque no vengo de ninguna parte. No soy un ente porque entre cada pliegue de mi cerebro se esconde un jardín de rosas blancas, esas que un día cosecharé y anudaré para mi boda. Aquella ceremonia con rosas rojas ecuatorianas y rosas blancas de mi cabeza.
No soy nada, no he sido nada. Escribo sin soltura alguna la catarata de emociones que no han sabido fluir hasta que me descubro escribiendo para no olvidar. No olvidar que no existo en realidad, que soy solo una ilusión óptica en mi propia retina.
Nunca seré nada porque no es algo que yo quiera lograr. Mi nombre no será recordado por ninguna masa y se perderá entre el aullar de las olas contra el vasto cielo. Se quemarán mis recuerdos en la puesta de sol cuando la atmósfera se tiñe de rosado, naranjo y fucsia. Perderé los cinco sentidos repartidos en los cinco continentes y mi corazón deshidratado será enterrado en el centro de Chile, una capital más sucia y enojada de lo que era cuando nací. Un lugar oscuro y tenebroso.
Qué soy si al final no soy? Estoy, escribo, leo, respiro, grabo, pero no soy, no soy ni seré nada. No llegaré a ninguna parte y seré eternamente esa falta de respeto que te quitará el buen trabajo y ganará más plata que tú. Seré quien estudió contigo cinco años para tener una mejor familia y viajar por más partes del mundo. Y aún cuando no haga que lo ame, amaré lo que hago pues sabemos que nunca he sido ni seré periodista. Yo solo soy...
Un fantasma. Un ser. Un segundo. Una nueva oportunidad.
Soy mujer, una mujer que lucha sin luchar y vive sin vivir. No hay surcos en mi rostro, no hay tierra entre mis uñas, no hay callos en mi pies, no hay canas en mi cabeza, no tengo segundos en mis bolsillos, no tengo los párpados caídos, no tengo los codos secos, no tengo las puntas partidas, no he perdido el centro. Aunque me corrí hacia la izquierda un poco ciega de la realidad.
Soy mujer y al mundo qué le importa. Soy persona y no me molesta. Soy mia y soy de ella, de la mujer que me ha entregado nuevos ojos, nuevas manos, nuevas caderas, nuevos pies, nuevos horizontes. Soy mujer y la amo a ella. Amo su manera de amarme y de mirarme. Amo cómo ha cambiado mis ideas, mis sentidos. Y si la amo no espero que les importe, porque mi mundo son quienes han querido estar en él, y si estás en él lo asumes con ella.
Y así, señores, me lavo la cara, reverencia y muchas gracias.
Gracias por su participación! Nos vemos la próxima semana con un nuevo capítulo!
No... definitivamente no es lo mio... Paso!
Cómo superar esa barrera que me separa de lo que realmente soy... aquello que me aleja de la realidad y me descubre en paralelo con un mundo transparente, insípido e incoloro.
No se puede, solo espero acá a que el hoyo negro se forme tras mi ventana ocular para que al despertar un día puedan desaparecer todas mis ideas emergentes de cosas y personas que jamás llegaré a ser.
Me escondo con un puñado de sueños y aprendizajes que no sé de qué me servirán. Escribo oraciones cortas, separadas por puntos para darle ritmo a mi escritura. Me fijo en los detalles, me detengo en los colores, transmito olores a través de pocas imágenes, pero nada ni nadie puede verlo más que yo. Dibujo en papel las nubes translúcidas de mi cabeza para después hacerlas correr una tras de otra sin atraparse, así como cuando Peter persigue a su sombra sin poder alcanzarla. Claro que con hilo y aguja la obligó a quedarse con él, para mi no hay sistema realmente funcional que ate mis ideas a mi cabeza.
Asumámoslo... todavía no hay helio de real calidad en mi cabeza que me haga llegar tan lejos como a los grandes artistas del renacimiento.
Es suerte y es azar. Una mano mágica los elige y los hace jurar frente al código civil del eden que seremos perfectos. No me encuentro en esa categoría y si alguna vez lo estuve creo que fallé hace demasiado tiempo.
Me cubro con un manto de extensiones de video, me enredo entre cables, memorias, cámaras, segundos, grabaciones, obturadores, lentes, protectores, bolsos... me pierdo en un mundo en 16/9 y subtítulos que traducen el audio francés que tiene.
No tengo historia porque no vengo de ninguna parte. No soy un ente porque entre cada pliegue de mi cerebro se esconde un jardín de rosas blancas, esas que un día cosecharé y anudaré para mi boda. Aquella ceremonia con rosas rojas ecuatorianas y rosas blancas de mi cabeza.
No soy nada, no he sido nada. Escribo sin soltura alguna la catarata de emociones que no han sabido fluir hasta que me descubro escribiendo para no olvidar. No olvidar que no existo en realidad, que soy solo una ilusión óptica en mi propia retina.
Nunca seré nada porque no es algo que yo quiera lograr. Mi nombre no será recordado por ninguna masa y se perderá entre el aullar de las olas contra el vasto cielo. Se quemarán mis recuerdos en la puesta de sol cuando la atmósfera se tiñe de rosado, naranjo y fucsia. Perderé los cinco sentidos repartidos en los cinco continentes y mi corazón deshidratado será enterrado en el centro de Chile, una capital más sucia y enojada de lo que era cuando nací. Un lugar oscuro y tenebroso.
Qué soy si al final no soy? Estoy, escribo, leo, respiro, grabo, pero no soy, no soy ni seré nada. No llegaré a ninguna parte y seré eternamente esa falta de respeto que te quitará el buen trabajo y ganará más plata que tú. Seré quien estudió contigo cinco años para tener una mejor familia y viajar por más partes del mundo. Y aún cuando no haga que lo ame, amaré lo que hago pues sabemos que nunca he sido ni seré periodista. Yo solo soy...
Un fantasma. Un ser. Un segundo. Una nueva oportunidad.
Soy mujer, una mujer que lucha sin luchar y vive sin vivir. No hay surcos en mi rostro, no hay tierra entre mis uñas, no hay callos en mi pies, no hay canas en mi cabeza, no tengo segundos en mis bolsillos, no tengo los párpados caídos, no tengo los codos secos, no tengo las puntas partidas, no he perdido el centro. Aunque me corrí hacia la izquierda un poco ciega de la realidad.
Soy mujer y al mundo qué le importa. Soy persona y no me molesta. Soy mia y soy de ella, de la mujer que me ha entregado nuevos ojos, nuevas manos, nuevas caderas, nuevos pies, nuevos horizontes. Soy mujer y la amo a ella. Amo su manera de amarme y de mirarme. Amo cómo ha cambiado mis ideas, mis sentidos. Y si la amo no espero que les importe, porque mi mundo son quienes han querido estar en él, y si estás en él lo asumes con ella.
Y así, señores, me lavo la cara, reverencia y muchas gracias.
Gracias por su participación! Nos vemos la próxima semana con un nuevo capítulo!
No... definitivamente no es lo mio... Paso!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)