jueves, 28 de octubre de 2010

Me encantaría tener un secreto

Llevo cuatro días en París y el calor es insoportable. La prensa es una basura, está todo en francés y a nadie le gusta mi gentil idea de comunicarme en inglés.
Dejé Santiago hace dos meses, y mañana parto a Suiza. Pretendo comprar chocolates, un reloj y tal vez una navaja. Cuántas palabras terminan con j en el español?
Ayer tuve un sueño fantástico. Estaba de vuelta en mi tierra, mi casa con olor a comida, mi pieza con ropa en todas partes, mi perro embarrando la alfombra, mi desgradable marido con su horrible olor a pata y mis dos hijos...
Pero desperté y seguía acá. Sola en un hotel de París que no huele a mi y no es mio.
Ayer llené la tina con espuma para baño y me di una tina, salí a caminar y se puso a llover. Me tuve que bañar de nuevo.
El piso adoquinado me hace pensar en Pedro de Valdivia. No en el weón que fundó el hoyo en que el vivo regularmente. La calle. Esa wea casi grande rodeada por plátanos orientales y que tiene adoquines todavía (si es que no se los han sacado en estos dos meses). Creo que en la calle Lira también hay. A ver si nos ponemos a pensar cuántas calles de Santiago tienen de estos ladrillitos de piedra en el suelo terminaríamos mañana, pero no es necesario, porque acá yo me acuerdo de Pedro de Valdivia, no de Lira ni ninguna otra calle.
Lo primero que pienso es una tarde que caminé al supermercado y me encontré con un par de amigas. Pasamos a tomarnos unos tragos y terminamos todas encamadas. Qué recuerdos aquellos. Fue mucho antes de conocer al Raúl. Yo estaba terminando la U y a este gil lo conoci en la pega. Igual no le quise contar, no quero que se haga fantasías ni ninguna wea, no estoy pa complacer a nadie...
Pero igual es la zorra sentir que podí tener un secreto. Tampoco debo ser la única cristiana que mea en la piscina ni que se tira peos mientras camina, la wea inhumana. Pero es bkn saber que puedo tener un secreto que conozco yo y otra persona.
Puta, no sé. En realidad me gusta la idea, siento una conexión. No tengo palabras pa decir igual lo que hicimo cachai? no es como explicable... Pero lo pasamos bien. Nunca debimos llegar a eso, obvio, lo teníamos claro, pero teníamos ganas y filo, al final, la wea es pasarlo bien un rato.
La historia es que yo salí a comprar un par de weas pal cumpleaños de mi hermana. Me faltaban cosas pa la comida y un montón de chucherías: cornetas, gorros, globos. Y en eso me encuentro con la Gabi y la Lula. No nos veíamos hace años! fuimos copañeras en el preu, una wea insólita encontrarlas ahí. Asique quedamos de irnos donde la Gabi y nos tomamos unas chelas. Parece que por ahí nos fuimos al chancho. Ni me acuerdo cuánto tomamos pero derrepente caché que tenía a la Lula casi encima y que se me acecaba y se alejaba. Me había dado un beso en la pera creo, pero como que no me acuerdo bien. Al final la weona se dio tanta vuelta y yo dije "ah chao... no toy pa weas de pendejos" y con una rodilla la empujé hacía mi. Ahí nos dimos un beso y dp... ya no, pa qué más detalles si estes es mi secreto. Y es bkn que nadie lo sepa. No creo que estas weonas le hayan dicho nada a nadie. Nunca hicimos como una promesa formal pero se sabe, como que estaba en el aire que no lo diríamos. Menos a la gente que teníamos en común. Eran como cuatro personas, pero no, además que el mundo es un pañuelo y nosotros somos los mocos. Cero intención de que el mundo se entere si es mi secreto después de todo.
No creo que vuelva a pasar. Pero me hace bien recordar que tuve esa aventurilla en la vida. Una canita al aire. En verdad no es que no crea, no quiero. Yo toy bien ahora con el guatón del Raúl y nuestro hijos: el Seba y Claudio. Nos llevamos bien. tenemos una linda familia. No, en verdad sería súper incómodo que alguno de los tres supiera, onda muy na que ver.
Ya listo. momento mamón y familiar acabado. Un par de palabras me hacen pensar en casa. Mañana vuelvo a la pega y no tengo ni uno pa comer. Es un caos mi vida. Me pregunto a qué mierda me vine. Pero tranqui que volveré, todavía tengo tiempo.
Volveré.

asumo mi culpa

Estaba la rana sentada cantando debajo del agua con el resto de sus ranas amigas.
Una de las ranas dijo que saldría del tanque porque no tenía sentido estár ahí.
Tomó sus cosas y estaba dispuesta a irse.
La otra rana la miró y se le cortaron los cables que conectan la sutilieza, la razón y la empatía a su sistema nervioso central.
Resultado: La rana que estaba sentada cantando debajo del agua entró en furia. Se le pusieron los colores fuccias, se agarró de los pelos que le habían salido, dejó de cantar y vomitó un par de palabras que hasta ese día se le habían acumulado tras las cuerdas vocales.
De la verborrea se distingue un "para la wea", un "cuándo", un "pa qué", un "te sirve", un "revisar trabajo", un "anda a clases"... pero el resto todo está medio difuso en su memoria.
Después del evento la rana que estaba sentada y ya no cantaba debajo del agua porque se sulfuró con la vida y se puso a gritar guardó silencio y miró el infinito mientras recobraba el ritmo de su respiración y su arritmia cardiaca volvía a cero.
En eso fue que la rana que no cantaba y que se iba del tanque mira con ojos de pánico sincero sin entender lo que pasaba, toma su cabeza y se larga a llorar.
La rana frente a la que acababa de gritar un credo irreconocible de blasfemias tenía en su rostro una mueca de asombro, de irreconocibilidad (palabra que acabo de inventar) y toma las manos de la que llora y la consuela, mientras las otras dos lucían un signo de interrogación imaginario junto a sus cabezas.

martes, 19 de octubre de 2010

Time for Fuck Hate! FCKH8.com!

La historia del útero invadido por un hijo

En el living-comedor del departamento de Patricia Sandoval, profesora de ciencias y biología en un colegio de Ñuñoa,se distinguen un par de sillones, una mesa de centro, la mesa del comedor con sus sillas, y un coche azul con un niño en su interior que mira en el televisor los dibujos de algún canal infantil. De la noche a la mañana la mamá de dos hijos se había convertido en la abuela de un niño inesperado por todos sus familiares, especialmente por Daniela, su madre, hija mayor de la profesora.
Se ve tranquila. Vestida de jeans, polera blanca y un chaleco rosado, está sentada en el comedor del departamento, tiene una taza de té en la mano derecha y en la otra una cuchara con la que lo revuelve de vez en cuando. Las palabras salen de su boca con total normalidad.
Daniela conoció a su primer pololo en el colegio particular donde va con su hermano, el mismo donde hace clases su mamá desde hace más de diez años. Tras una relación de aproximadamente tres meses, la presión de sus amigas para iniciarse en la vida sexual la impulsaron a perder su virginidad a los 14 años con Daniel, su pareja, quien en ese entonces tenía 13. De la historia de esa noche, la joven solo recuerda que no usó protección, con lo que instintivamente mira a Matías, su hijo de seis meses.


Una niña (casi) perfecta
“Yo siempre fui una alumna ejemplar, la primera del curso, la más reconocida y también muy querida por todos, pero no porque mi mamá fuera profe, sino porque tenía buenas notas y era responsable” – Dice Daniela mientras juega con la cuchara.
Estudia en el Colegio Universitario el Salvador desde el 2001, un colegio privado perteneciente a las Religiosas Pasionistas de Irlanda que se distingue por formar personas con un perfil valórico acorde a una serie de características del “hombre pasionista”, como son la solidaridad, el respeto, etc.
Conocida por gran parte del alumnado y los profesores de la institución, la “mini Paty”, apodada de esa manera por el importante parecido que tenía con su mamá, creció siendo muy exigente en sus estudios y actividades extracurriculares. Ya para el 2009, Daniela era scout, jugaba en el equipo de basketball, era monitora de catequesis y pertenecía al centro de estudiantes. Su semana se reducía a solo dos días libres: martes y domingo, días que usaba para descansar o estudiar. Llegaba generalmente tarde, incluso más tarde que su mamáDaniel era un amigo cercano que iba un curso más abajo. También era un estudiante destacado y “canapé” (participaba de los eventos del colegio), y fue en esas actividades que se fueron conociendo. Empezaron a pololear a principio del 2009. Todos sus conocidos los caracterizaron como la pareja perfecta. “Decían que éramos el uno para el otro. Siempre nos habían molestado, pero era todo un juego al principio.” dice Daniela.Visto por la Dani como una cosa de niños, la relación empezó a ponerse seria cuando sus amigas insistían en que intentara, diera un paso más, pasara a tercera base, “lo hiciera”… en definitiva, que tuviera su primera relación sexual con Daniel, cosa que sucedió, por curiosidad y una mala pasada de las hormonas, según Daniela. Unas semanas después ella sentía que algo andaba mal.

¡Un, dos, tres por Matías!
Un día de abril mientras estaba toda su familia en el living donde ella cuenta su historia, Daniela se hace el test de embarazo que compró una de sus amigas hace unos días. Después de tanto miedo e incertidumbre, su única y gran pregunta tendría respuesta.
“Una se conoce, sabe cuándo está pasando algo, solo que no quería asumirlo, no quería saber que sí, que estaba embarazada. ¿Qué iba a hacer? Tenía 14 años” – Dice mientras mira con ojos resignados los restos de té en su taza.
Instintivamente tomó su celular y llamó a Daniel. La conversación duró cerca de tres minutos, quedaron de hablar al otro día con más calma y cuando esto pasó decidieron no decirle a nadie, intentarían solucionarlo solos. Una de las salidas que se propusieron era irse lejos, vivir en alguna parte de Chile, ojala al sur, muy lejos de la vida que llevaban en Santiago. Después pensaron que irse al sur era muy arriesgado y pensaron en vivir juntos en Santiago, pero sin que sus padres supieran. Ella con 14 y él con 13 años estaban decidiendo formar una especie de familia, y establecerse como tal en algún lugar del mundo que no tenían presupuestado. Lo más importante del plan era que nadie, nadie se podía enterar, en especial Patricia.
Los siguientes meses fueron “algo muy parecido al infierno” dice Daniela. Con el pasar de los años desde su infancia, había cultivado una admiración hacia su madre, y la había convertido en un modelo a seguir. Ella es muy exigente consigo misma, con sus alumnos y con sus hijos, lo que transformó a la joven en una persona intolerante al fracaso. Sintiendo que esta era su mayor frustración, Daniela decidió sepultarla todo el tiempo que fuera necesario. Sentía mucho miedo de decirle a su mamá. “Nunca pensé que me iba a echar, pero es cierto que nunca supe qué pensar. Preferí no decir nada, así me ahorraba muchas cosas, y no quería que mi mamá me sacara de todo lo que hacía en el colegio” dice la joven.
Así vivió seis meses de su embarazo. Como no se le notaba la guata, no levantó sospechas. Llegaba muy tarde y pasaba directo a su pieza, estudiaba casi todo el día que se quedaba en la casa. Su teoría era que si bajaba las notas todos se iban a dar cuenta de que algo pasaba y era justamente lo que no quería que pasara. Hasta el día de hoy se pregunta cómo, con tanta presión, terminó el año con promedio 6,2.
Pasados los meses la angustia era tal que el apoyo que le habían dado sus amigas no daba a basto y por necesidad tuvo que enfrentarse a su madre. Pero no fue ella quien le dijo.


De niña a mujer: Madre adolescente
Daniela, atormentada por el miedo que había crecido alrededor de su madre, había tomado la decisión de hablar con uno de sus tíos, un hermano de Patricia. No era el más cercano, pero sí con el que tenía más confianza. Entre los dos arreglaron esperar que pasaran las fiestas de diciembre, para no entorpecer las alegrías de la familia. Cuando llegó el día, se reunieron todos los tíos de Daniela en su casa, ella había salido, nadie sabía como reaccionaría su madre, todos esperaban lo peor.
“Increíblemente mi mamá me apoyó mucho más de lo que cualquiera pensó. Yo me repetía todos los días que me iba a matar, pero es hasta gracioso todo lo que me entendía y lo poco enojada que estaba. Más que nada estaba frustrada, sentía que había hecho algo mal. Así nos sentimos todos como por un mes” – Comenta Daniela.
Ahí recién empezó su embarazo que duró tres meses. El 29 de marzo nació Matías, su hijo, cuando ella tenía ya 15 años. A pesar de que todos los procedimientos habían salido según lo pronosticado, la joven tenía problemas para aceptarlo.
“Para mi el Mati era una cosa, no era mío, era una cosa que yo tenía que cuidar, pero no quería, ni siquiera quería darle pecho. Ahora eso ya no me pasa” dice Daniela con un tono de impresión.

Del mismo modo en que se fue modificando el cuerpo de la joven adolescente al adaptarse al feto que crecía en su interior, es que fue cambiando el espacio exterior de la misma. De un momento a otro se vio invadida por un sentimiento de pérdida, donde eran sus libertades las que estaba sacrificando junto con su propio espacio. Su pieza y entorno pasaron de ser un lugar como cualquier otro, a ser los lugares de una madre adolescente donde conviven cuadernos, libros con pañales y juguetes. Aunque esto puede sonar incluso aterrador, principalmente a las madres solteras que ha vivido parte de la experiencia, Daniela es feliz con su hijo, y no concibe la vida sin él. Ella ahora se reconoce como dos y no una.

domingo, 10 de octubre de 2010

Si ella se va.

Hace un tiempo conocí una mujer. Hermosa como ninguna, brillaba en todo sentido, contaba cuentos maravillosos, historias increíbles, era una reina con su rey y su reino. Cada día tomaba un par de estrellas y las bajaba para borrar mis miedos, se senataba a mi lado y convertíamos una fantasía en realidad. "Nada es porque sí, nada es porque no y todo es posible, solo intentalo cien veces y si no lo logras... inténtalo una vez más" repitió una y otra vez.
Me regaló un corazón, me regaló las palabras y el sentido. Me dotó de inteligencia que alimentó con besos y abrazos. Me abrazó y me sentí protegida en su regazo. Dormí entre sus piernas, me regaló su tiempo y su esfuerzo.
Lo hizo todo, lo ha hecho todo y supongo que lo hará. Cada vez que grité estuvo ahí.

...
no puedo seguir escribiendo... la extraño.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Una vida de gestos.

Francisco Mouat.-


[...] Touraine habla del valor sagrado de los gestos privados, de todo aquello que hacemos libremente, sin presiones, sin que nadie nos esté mirando ni vigilando ni controlando. Y de cómo esos gestos pueden marcarnos a fuego. El valor del ejemplo. El irreemplazable valor del testimonio de vida. Un amigo sabio dice que lo que te define a ti mismo es lo que haces cuando nadie te ve. Es en esas tierras donde te comportas tal como te nace, es allí donde te vistes o desvistes sin protocolo, donde no estás obligado a tener vida social y prefieres la vida con los amigos, con los que quieres, sin ataduras. En tu república privada no estás obligado a ser políticamente correcto, no gastas energía en decir lo que hay que decir para estar bien con Dios y con el diablo. Tienes permiso para sentir cólera, para llorar de emoción, para golpear la mesa, para sonreírle :D a todo lo que te gusta sin complejos. También para ser mezquino y darte cuenta de que la mezquindad forma parte de la existencia humana.


[...]

martes, 5 de octubre de 2010

sábado, 2 de octubre de 2010

Tanto creemos Dios mio

Escena indescriptible a estas horas de la madrugada.

-Ay! cómo están tus papás?
-No, pésimo. Mi papá tiene un fundo en el sur donde guarda maquinaria pesada y un generador y se lo robaron. Onda como que agarraron a los guardias y los asaltaron y después entraron y sacaron todo.
-Pero weona cómo!?
-No sé poh. Imagina que el generados era de 3x6 o sea tres metros por seis metros, cachai la wea grande?
-No si tiene que haber sido demasiado planeado. Yo creo que los guardias están metidos en esto.
-No weona pa na si están súper afectados y asaltados en todo caso. Yo creo que tiene que haber estado dateados... o no sé tiene que haber estudiado todo muy bien. Se lo robaron todo de noche.
-Y cuánto era? así onda en plata
-Puta, como diez palos poh. Que lata, mal... súper mal.
-Ay! y si lo encuentran? tú crees que lo encuentren?
-No, weona, a estas alturas las weas ya están en Perú.
-Pero cómo vana estar en Perú. No, weona, no si las van a encontrar. Recemos. Cuándo fue?
-Hace dos días
-Ya listo, recemos y encuentran todo altiro, qué te apuesto.



Asique ya saben.... es hora de rezar.
Tal vez aparecen los detenidos desaparecidos también.
Con amor, Maca.

Que bueno que esto no lo lee ni la Coco ni la Flo.