jueves, 19 de marzo de 2009

. A soldier's letter .

I'm afraid, afraid of the battle front, but afraid to come back home too. I miss your eyes, your hands, your lips. I miss peace and silence. The powder comes up to my eyes and blind me.
I don't really know if it's a dream or a nightmare. I don't know if i'm really alive.
Could it be this the heaven? Could it be the temple of God? Could all of this people be angels on soldiers clothes?
Ella, I have to come back, but Do you really love me? Do you really wait for me? Do... you want I come back?
The sky clouds over in my head, the noise make me forget of my own voice, the bombs make me feel like a strange, the guns give me power, but I don't really want power, I want my life back.
But... My life want I come back?
Ella, come for me. I'm loosing my mind. Come, please...

martes, 17 de marzo de 2009

viernes, 13 de marzo de 2009

. A mi Victoria .

Mi Victoria es ella, es una de la smujeres que me hace feliz.
Mi Victoria es un de las amigas que me abraza por nada.
Mi Victoria...
Es persona, es mujer, es amiga, es demasiadas cosas...
Es a quien extraño más de lo pensado por todas mis neuronas, a veces pienso en por qué no la aproveché mientras estaba acá y ahora la clamo de vez en cuando y me extraño de sus abrazos que ya no estan... y que hacen [tanta] falta.
No está, no se ha muerto pero no está, y a nadie le llego a los hombros, nadie duerme sista en mi casa, nadie me molesta y me despeina a cada segundo, nadie me habla como guagua cuando está con maña, nadie me dice "quiero nanai", nadie me dice eri una tonta pesá...
Y aunque hubiese alguien que lo hiciera, nunca sería lo mismo. Porque no es ella, no es mi Victoria.
No hay regalitos, no hay flores, no hay dibujos, no hay... No hay llamados nocturnos que duren horas...
No hay apapachos...
Mi Victoria... La extraño como a nadie, a veces la necesito, a veces solo quiero uno de sus abrazos... A veces solo quiero escuchar su voz...
Pero esta lejos... y yo acá y cuatro horas de diferencia que a cada segundo serán cinco.
Y no hay mucho por hacer... Solo seguir contando.

Te adoro.

miércoles, 11 de marzo de 2009

. Matías Vicuña .

Alberto Fuguet es un soberano genio.

"... 'Eres un pesimista', recuerdo que me dijo una vez, a lo que yo le respondí que sí, que lo era pero que eso era una ventaja.
-¿Por qué?- me dijo.
-Porque siempre espero lo peor. Así cada vez que no ocurre, me sorprendo. Quedo feliz. Y cuando ocurre, porque de que ocurre, ocurre, no me deprimo ni me decepciono. Es lo acostumbrado. Es lo normal. Es como es. Pero no necesariamente como debe ser.
-Y yo, ¿Te sorprendo?
-A cada rato."

"Mala Onda"



Y Matías es -oficialmente- mi amor platónico.

. Once .


No hay mucho que decir (:
No por hoy...




Eres tu (:

Te amo!

domingo, 8 de marzo de 2009

. Alberto Fuget .

Me llena de odio, de inseguridad, de felicidad, de paz, de calma, de desconsuelo, de miseria... Eso es...
Me siento una miseria y una triste hormiga en este trágico mundo de guerras.

Tanto blah blah me agota. Me siento mísera de no poder ver lo simple que es la vida, como lo hace él.
Qusiera dármelas de bateador y reventar las ampolletas de mi casa, quedar sin luz y descubrir una vida de campo.

Esa era mi imagen mientras leía "Mala Onda" a la luz del sol en el Parque Intercomunal.
En cámara lenta me imaginaba como un palo de golf era convertido místicamente en un bat de béisbol, y con la mano derecha arriba, la izquierda abajo y los pies en una estudiada separación, uno delante del otro [casi muy similar a la empleada por el levantador en un partido de vóleibol], y un golpe directo en la mitad de una ampolleta de qué-se-yo cuántos watz. A medio cuadro, el talón derecho se levanta y el golpe cae fuerte. Directo. Preciso en medio de la insignia que ni me preocupé de leer. El sonido que me cae como anillo al dedo se expande en mis hormonas y me exita.
No pude mirar, en mi interior sudaba ansias de reventar el vidrio aglobado, pero tuve miedo, y como buena cobarde cerré los ojos y sude frío por todas partes. El bate se volvía moldeable en la mejor de mis cobardías, y mis brazos se debilitaban. Pero nada pareció detenerme y en una escena repetida desde varios angulos, vi cómo se reventaba el vidrio, escuché el sonido, y sentí como cada parte se desprendía de la otra y soltaba un polvillo blanco que se diluía en el aire sin llegar al suelo.

La imagen mental duró diez minutos en mi cabeza, aunque la realidad duraría una triste y solitaria fracción de segundo [que seguramente sería una gran pérdida de tiempo].


Impotencia y miseria.
Pero no puedo dejar de leer.