lunes, 30 de agosto de 2010
~ No te salves .
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
domingo, 29 de agosto de 2010
~ Nunca seré lo que esperas de mi .
Por qué yo tendría que cambiar? Nadie más lo va a intentar. Estoy solo y sigo aquí.
miércoles, 18 de agosto de 2010
Don Juan con suerte.
Él nació en un pequeño pueblo, de una pequeña isla escondida tras un gran meridiano en el mapa mundi.
Ese día tembló tan fuerte que la pequeña isla podía verse junto a la negra línea.
Aprendió a caminar cuando tenía cinco meses de edad. Se subía en una silla a mirar por el balcón las pequeñas luces que se veían en la lejanía. Solía pensar que ahí estaba NuncaJamás.
Un día descubrío que bajo su almohada vivían unos pececitos y que ellos eran los narradores de sus sueños. Desde ese día ya no duerme, él prefiere escuchar los sueños e imaginarlos mientras las dos vocecillas resuenan en sus oídos.
Cuando tenía tres años y tres cuartos de edad se intoxicó con un chocolate que encontro bajo la mesa. Comío toda una semana distintos tipos de fideos, entre esos las letritas que hacían sus almuerzos mucho más interesantes. Escribía (sí, había aprendido a escribir con los clasificados del diario) en todo el rededor del plato historias deslumbrante, donde hadas duendes y estrellas conocen un mundo de nubes de colores y esponjosos arcoíris. Luego se comía sus historias y al día siguiente empezaba con otra. Sus hermanos tiene la teoría de que comió tantas letritas cuando era pequeño que es por eso que le gusta tanto hablar.
Un día salió a pasear y se encontro con un duende vestido de verde que recolectaba tréboles ocultos en los campos de trigo. El duende se asustó tanto que pisó uno de sus preciados tréboles. Juan prometió ayudarle e hicieron una apuesta: el primero que encontraba el trébol de la suerte tenía una moneda de oro. Claro que siempre que está Juan todos los tréboles tienen cuatro hojas, y todos los arocíris tienen olla de oro al final.
Juan estaba triste un día porque recordó las noches en el balcón mirando las pequeñas luces parpadear, y ese mismo día pensó que sería bueno llegar un día a NuncaJamás.
Se hizo un gran barco con papel de diario y pegamento, le puso una pequeña vela y un timón. Con una brújula y el mapa que había dibujado cuando tenía siete meses, estaba listo para su viaje.
Zarpó un día nublado de diciembre. Tenía en su bolsillo cuatro monedas de oro, las que el enano había prometido por los tréboles y en el puerto de Chiloé las cambió por lana gruesa de muchos colores. Pasaban los días y tejió una bufanda, unos guantes y dos chalecos para abrigarse. La lana no alcanzó para el gorrito, por lo que gastó otra moneda en comprar un gorrito, calcetas, polainas y frazadas.
Juan con suerte perdió su brújula en una tormenta, pero nada le impediría llegar a NuncaJamás. Preguntó en las estrellas por indicaciones y una brillante y sonriente le preguntó si podían ir juntos. La Luna alumbraba la estela que iba dejando su barquito, mientras todos sonrientes pensaban que Juan tenía tanta, tanta suerte que NuncaJamás nunca estaría realmente tan lejos de él.
El barco de Juan se deshizo con los meses, pero nada impediría su llegada. Montado sobre la estrella, Juan casi rozaba con la nariz las pequeñas luces titilantes del horizonte, pero nunca tan cerca (y nunca tan lejos).
Los peces de su almohada se habían escabullido bajo su equipaje, no querían arrancar al mar... solo querían conocer a Campanita y volar con sus polvos de hada.
Juan con suerte se quedó dormido una noche y dejó el viaje en manos de la estrella sonriente. La estrella confundida se perdió y olvidó el camino, por lo que improvisó casi todo el recorrido en zig-zag que realizó.
Para la suerte de Juan, cuando despertó y abrió los ojos, Peter y los niños perdidos lo esperaban a almorzar con un exquisito banquete de bienvenida. Cuando Juan miró su nuevo horizonte, volvió a ver las pequeñas lucecitas y descubrió que NuncaJamás no está tan lejos como solía creer, sino que siempre está mucho más cerca. En un rincón junto al corazón, él había escondido su propio NuncaJamás con un Peter más alegre y encantador.
Buenas noches los pastores. Nos vemos mañana a las 8 (:
(1.49 am)
Ese día tembló tan fuerte que la pequeña isla podía verse junto a la negra línea.
Aprendió a caminar cuando tenía cinco meses de edad. Se subía en una silla a mirar por el balcón las pequeñas luces que se veían en la lejanía. Solía pensar que ahí estaba NuncaJamás.
Un día descubrío que bajo su almohada vivían unos pececitos y que ellos eran los narradores de sus sueños. Desde ese día ya no duerme, él prefiere escuchar los sueños e imaginarlos mientras las dos vocecillas resuenan en sus oídos.
Cuando tenía tres años y tres cuartos de edad se intoxicó con un chocolate que encontro bajo la mesa. Comío toda una semana distintos tipos de fideos, entre esos las letritas que hacían sus almuerzos mucho más interesantes. Escribía (sí, había aprendido a escribir con los clasificados del diario) en todo el rededor del plato historias deslumbrante, donde hadas duendes y estrellas conocen un mundo de nubes de colores y esponjosos arcoíris. Luego se comía sus historias y al día siguiente empezaba con otra. Sus hermanos tiene la teoría de que comió tantas letritas cuando era pequeño que es por eso que le gusta tanto hablar.
Un día salió a pasear y se encontro con un duende vestido de verde que recolectaba tréboles ocultos en los campos de trigo. El duende se asustó tanto que pisó uno de sus preciados tréboles. Juan prometió ayudarle e hicieron una apuesta: el primero que encontraba el trébol de la suerte tenía una moneda de oro. Claro que siempre que está Juan todos los tréboles tienen cuatro hojas, y todos los arocíris tienen olla de oro al final.
Juan estaba triste un día porque recordó las noches en el balcón mirando las pequeñas luces parpadear, y ese mismo día pensó que sería bueno llegar un día a NuncaJamás.
Se hizo un gran barco con papel de diario y pegamento, le puso una pequeña vela y un timón. Con una brújula y el mapa que había dibujado cuando tenía siete meses, estaba listo para su viaje.
Zarpó un día nublado de diciembre. Tenía en su bolsillo cuatro monedas de oro, las que el enano había prometido por los tréboles y en el puerto de Chiloé las cambió por lana gruesa de muchos colores. Pasaban los días y tejió una bufanda, unos guantes y dos chalecos para abrigarse. La lana no alcanzó para el gorrito, por lo que gastó otra moneda en comprar un gorrito, calcetas, polainas y frazadas.
Juan con suerte perdió su brújula en una tormenta, pero nada le impediría llegar a NuncaJamás. Preguntó en las estrellas por indicaciones y una brillante y sonriente le preguntó si podían ir juntos. La Luna alumbraba la estela que iba dejando su barquito, mientras todos sonrientes pensaban que Juan tenía tanta, tanta suerte que NuncaJamás nunca estaría realmente tan lejos de él.
El barco de Juan se deshizo con los meses, pero nada impediría su llegada. Montado sobre la estrella, Juan casi rozaba con la nariz las pequeñas luces titilantes del horizonte, pero nunca tan cerca (y nunca tan lejos).
Los peces de su almohada se habían escabullido bajo su equipaje, no querían arrancar al mar... solo querían conocer a Campanita y volar con sus polvos de hada.
Juan con suerte se quedó dormido una noche y dejó el viaje en manos de la estrella sonriente. La estrella confundida se perdió y olvidó el camino, por lo que improvisó casi todo el recorrido en zig-zag que realizó.
Para la suerte de Juan, cuando despertó y abrió los ojos, Peter y los niños perdidos lo esperaban a almorzar con un exquisito banquete de bienvenida. Cuando Juan miró su nuevo horizonte, volvió a ver las pequeñas lucecitas y descubrió que NuncaJamás no está tan lejos como solía creer, sino que siempre está mucho más cerca. En un rincón junto al corazón, él había escondido su propio NuncaJamás con un Peter más alegre y encantador.
Buenas noches los pastores. Nos vemos mañana a las 8 (:
(1.49 am)
martes, 17 de agosto de 2010
Lo que me duele...
(tu) que sabio eres Drexler, que sabio. dice:
lo que te duele
(tu) que sabio eres Drexler, que sabio. dice:
es sentir que yo era más para ti
que lo que tú eras para mi
~ Stupid, unuseful, old, mental: Me . dice:
obvio...
no es eso obvio?
Es mucho más que eso, pero sí... Eso también me duele.
lo que te duele
(tu) que sabio eres Drexler, que sabio. dice:
es sentir que yo era más para ti
que lo que tú eras para mi
~ Stupid, unuseful, old, mental: Me . dice:
obvio...
no es eso obvio?
Es mucho más que eso, pero sí... Eso también me duele.
sábado, 14 de agosto de 2010
FFF !!
Nunca entenderás nada verdad?
Sabes... Ándate a la real mierda.
No quiero verte.
Ni hoy, ni en un millón de años. Puede ser?
Piérdete.
Lo tuviste todo sabes...? Ahora solo queda esto.
so fuck the fucking fuckers!!!!
Sabes... Ándate a la real mierda.
No quiero verte.
Ni hoy, ni en un millón de años. Puede ser?
Piérdete.
Lo tuviste todo sabes...? Ahora solo queda esto.
so fuck the fucking fuckers!!!!
martes, 10 de agosto de 2010
domingo, 1 de agosto de 2010
Querido Terrícola [dos puntos]
He estado mirando desde mi ventada hace un par de días a ver si te encuentro por ahí. En mi planeta las cosas no han ido tan bien como me lo esperaba. Niños y viejos se han vuelto locos, ni te imaginas el caos que hay desde que te fuiste.
Entre mis cosas encotré un recuardo tuyo. Es un... una... cómo fue que le llamaste? Con.. una Concha... creo :S . Es esa cosita blanca que dijiste que está cerca del mar... Me gustaría volver al mar. Algún día veremos el mar juntos denuevo...?
Estaba pensando varias cosas. La concha me hizo recordar que a veces pienso. Es muuuuuy extraño... Siempre te reías de mi porque no lo hago muy seguido... y después me repetías "sano ejercicio." y yo reía. Incluso yo lo dije un par de veces!!
Acá no hay costa... Hay un volcán gigante que hace erupción cada media hora. Nuestras casas son de hierro reforzado para que no se quemen ni se derritan...
Dijiste que vendrías el verano entrante y te estoy esperando! Que no se te olvide, sí? Hicimos la promesa del meñique. "Mejores amigos siempre."
Oye terricola... quiero decirte muchas cosas... pero no puedo. Prometí no hacerlas...
Siento mucho la muerte de tu cerebro. Yo te ayudaré para comprar uno nuevo y mil veces mejor.
Pero necesito que te aparezcas u.u
Hace muchos días que no sé de ti. Te has dado cuenta de cuando sientes que estás tan pero tan solo en el mundo que necesitas un abrazo?... así me siento yo a veces... Y solo quisiera subirme al cohete de papá y llegar a donde estas tú para que me des un abrazotote apretado y fuerte y yo abrazarte con mis tentáculos morados y asfixiarte hasta que me digas "aaaaaaah no respiiiiro!"
Oye! Billy, la roca me, dijo que pensabas que te estaba cambiando por un alienígena de no-sé-qué galaxia. Sabes...? huuum... Eso es imposible. Las razones son parte de las cosas que me prometí no decir... pero es imposible... Mejores amigos... te acuerdas?
Ohana y esas cosas... Yo soy tierno y esponjoso... como Stitch! Y no hay un terricola más mejor que tú [así se dice... ? Ase tanto ke lla no korrijes mis herrorez...].
La verdad es que me importa que leas esto porque el correo de mi planeta está malo. El aro verde se cruzó con el morado y están haciendo cortocircuito. [No te había dicho que es un caos...?]
Trata de no olvidarte de mi. Estaré haciendo señales de vez en cuando para que no te preocupes.
Te quiero y te quiero mucho mucho.
Increíblemente harto...
así como... shfeeijfokpdwawpjwhwaoiño.
Saludos a papi y a mami show!...
No me olvido de nadie!
Cacahuate (:
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