viernes, 3 de septiembre de 2010

[ De olvidos e ironías ]


Se levantó ese día a las 4.30 de la mañana. Hacía una eternidad que había olvidado el aroma de la tierra en primavera. Puso los pies en el suelo y olvidó que había olvidado cómo se caminaba, se puso los zapatos y olvidó que había olvidado cómo atar sus cordones.
Fue a la puerta y miró su rostro en el espejo que le precede. Se descubrió más triste, más vieja y angustiada de lo que estaba la noche anterior. Junto al espejo está su diploma de título, un cartón blanco enmarcado en madera de pino fino. Ladeó la cabeza y lo miró con ironía. ¿Quién podría imaginarse que su vida terminaría así... ? Tomó el cuadro entre sus manos y lo dejó caer. Un estruendoso resonar de cristales sacudió su tímpano y la llenó de éxtasis. Nadie sabe que el sonido de un vidrio reventándose la exita en lo más profundo de su útero. El eco perdido de un diploma "Periodismo. UDP" se desvaneció con su sonrisa y sus gemidos. Vestida aún de pijama largo, zapatos negros de taco discimulado, el pelo con un estilo algo único, triste y altanero acompañaba a los años y las penas de más. Vestida aún de pijama largo abrió la puerta principal de su casa, que no era suya sino de sus abuelos, dos humanos confundidos y enterrados hace años, años atras solo porque quería salir y correr aunque no recordaba cómo. Salir y reír aunque no lo tenía claro, salir y perderse, perderse más de lo perdida que ya estaba, solo salir y todo lo que eso implicaba.
Con un pie tras el otro caminó, y una lágrima tras otra la acompañaron. Quiso gritar, pero sus cuerdas vocales estaban llenas de polvo y penas acumuladas. "¿Qué se hace?" preguntó cien veces... y ¿qué se hace?... Se levanta un día a las 4.30 de la mañana a respirar olor a tierra y vida en primavera. Un pie tras otro sube el barandal que asegura su existencia, y en un abrir y cerrar de ojos se lanza a las aguas desmemoriadas de la eternidad.

No hay comentarios: